Nules, sábado 21 Junio. 9 de la mañana... y hace calor.Nos vamos decididos a llegar hasta la Nevera de Castro en Eslida. (ver salida nº2)
Esta vez el grupo es tres veces mayor que en la anterior salida...o sea, somos 3. Dejamos el coche en lo que parece ser el picadero de Eslida, cerca de la Fuente de Castro, señalizada pocos metros antes de llegar al pueblo. Desde allí comienza una senda marcada con todos los colores posibles, rojo, amarillo, azul y blanco. Deben pasar unas tres rutas por allí.La senda es desde el principio empinadilla, se hubiera agradecido un poco de calentamiento, pero más se agradeció al final no tener el coche más lejos.
Esta primera parte termina cuando la pista se une a otra pista forestal más ancha y preparada para vehículos, pero pronto se acaba la alegría pues a los 20 metros las marcas nos indican que otra vez "parriba" como las cabras.Esta segunda pista es la que nos conduce directamente a la nevera, no sin antes hacernos sudar de lo lindo, forzar nuestras piernas y hacernos sucumbir al descanso un par o tres de veces.Ya muy cerca del destino tenemos esta panorámica de Eslida.
Aquí descubrimos el sonido de las piñas al abrirse...muy curioso.Después de unos metros de nuevo por una pista forestal, por fin vemos una indicación con el rótulo de la Nevera, sólo quedan 150 metros...aunque visto el desnivel que quedaba creemos que el que midió los metros ni siquiera subió, los calculó a ojo, por que...que 150 metros más largos!!!(Este cartel puede llevar a errores pues aunque parezca que nos invite a seguir la pista forestal con la que habíamos empalmado, hay que subir montaña a través por tres peldaños creados para ayudarnos en la subida)Y ahora si que por fin llegamos a la Nevera de Castro
La nevera es grande, muy bien conservada (seguramente restaurada) y tendrá unos 12 metros de diámetros y unos 15 de profundidad. Los accesos están cerrados para impedir la caída al interior
Nos tomamos unos momentos de relax para volver a un estado de respiración normal y entonces pudimos apreciar las vista que desde allí teníamos
Se podía ver el Castell de Castro y el mar Mediterráneo
Esta vez si que encontramos algo de basura, pero teniendo en cuenta lo duro de la subida, sólo sube gente que aprecia la naturaleza (y algún que otro dominguero). Un par de papeles de plata, alguna servilleta y algún papel de caramelo. Realmente muy limpio.
Intentamos llegar al Castell de Castro, pero no encontramos la ruta correcta y después de achicharrarnos durante un buen rato decidimos volver e intentarlo otro día.La vuelta fue rápida, muy rápida, pues nos esperaba un granizado bien fresquito en el mítico bar Paquita.
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